I started out in search of ordinary things...

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martes, 23 de diciembre de 2014

Discos del 2014 (y X)

5. Sharon Van Etten. Are we there.


Escuchar de seguido el Are we there puede dejarte sin aire, te lleva tan alto que cuando termina te deja un vacío extraño, como esos submarinistas que cuando suben a la superficie demasiado rápido apenas pueden respirar.
Desde la sublime Afraid of nothing hasta la reparadora Every time the sun comes up el disco no baja el listón. Hay que tener muy poca sangre para que I love you but I'm lost, y I know no te lleguen al corazón -tremendas baladas a piano al nivel de The boatman's call de Nick Cave-. Y por si todo esto no fuera suficiente, Your love is killing me es seguramente la canción del año.

4. Saintseneca. Dark Arc.


Uno de los discos que más he escuchado este año, este Dark Arc de Saintseneca me recuerda al primero de Violent Femmes aplicado al weird-folk, alt-folk o como querais llamar a la nueva oleada de grupos que han aparecido en los últimos años con orígenes indies pero corazón folk. De vez en cuando, en medio de una canción, se arrancan a rasgar los instrumentos acústicos como si fuera punk, aceleran las canciones, gritan y corean, para luego vover a frenar, calmar el tono como si no hubiese pasado nada y seguir con la melodía principal. Como unos Bowebirds subidos a una montaña rusa -más ariscos y menos emocionantes, eso sí-. La producción de Mike Moggis, junto con la utilización de instrumentos de cuerda extraños e inusuales, crea una atmósfera irreal a lo largo del disco; parece que estamos perdidos en el bosque de Big Fish de Tim Burton, que cualquier cosa puede aparecer a la vuelta de la esquina. 

3. Avi Buffalo.  At Best Cuckold.


Si hubiese sacado esta lista hace dos meses, el disco de Avi Buffalo no estaría entre los 30 primeros; hace un mes no entraría entre los 15. Cuando la terminé, la segunda semana de diciembre, aparece en el número tres. Ahora que lo estoy escuchando completo de nuevo mientras escribo esto, no sé por qué no lo puse aún más alto. Y es que debo confesar que estoy completamente enganchado, que llevo días con Think it's gonna happen again en la cabeza -tarareandola mentalmente en el trabajo, en la calle, en las reuniones familiares-, que por mucho que lo intente soy incapaz de encontrarle un solo pero a las diez canciones que forman este At best cuckold. Asimilando las mejores influencias posibles -desde Pavement a Teenage Fanclub, desde Beach Boys a Neil Young-, recordando a los mejores Grandaddy y Unbunny, este disco es sencillamente maravilloso.

2. Damien Rice. My favourite faded fantasy.


¿Por qué escuchamos música? Cada uno de nosotros tendrá una respuesta diferente a esa pregunta. Muchos ni siquiera se la plantearán en su vida. La música está ahí, desde que nacemos hasta que morimos, y punto. Algunos llegan a hacerla lo más importante, hacen que su vida gire en torno a ella. Para otros es una opción de ocio más, la usan para bailar, o como distracción. Algunos rellenan el silencio y la soledad con ella. ¿Por qué escucho musica? Las razones no caben en una minireseña de un disco, pero digamos que dos muy importantes son que las canciones acompañan mi vida, se pegan a mi memoria personal, de manera que cada época, mes o situación que he vivido me viene asociada a ciertos discos o canciones que escuchaba en ese tiempo. Y esas canciones que se adhieren a mi vida son aquellas que, más allá de su calidad musical, me hacen sentir, tocan ciertas fibras ocultas que me provocan una reacción, una emoción. Entre otras razones, escucho música para emocionarme. Y por todo esto, le debo mucho a Damien Rice y a su primer disco, (0), que es parte indispensable de mi memoria personal entre el 2003 y el 2004. Y, ahora, diez años despues, lo ha vuelto a lograr con My favourite faded fantasy. Y sé que si aplico algo de rigor y crítica musical, este disco no es el segundo mejor del año, pero sí es mi segundo mejor disco del año.

1. Damien Jurado. Brothers and Sisters of the Eternal Son.


Dije al principio que intentaría ser honesto; por eso este disco es el primero de la lista. El último de Damien Jurado, este Brothers and Sisters of the Eternal Son, fue el primer disco que me compré este año. Es sin duda el que más he escuchado a lo largo del 2014, y el recuerdo de todo lo que me aconteció a lo largo del primer semestre está unido para siempre a las canciones de este disco. Centrándonos en lo musical, las diez canciones del disco constituyen un paso más en la apertura de sonidos en la que se embarcó Damien Jurado desde el Caught in the trees, y que se ha acentuado aún más desde que produce y colabora Richard Swift. Damien Jurado ya no es ese cantautor de americana sobrio y sincero, en la órbita de Jason Molina. Sigue manteniendo la esencia (las canciones, enormes -no hay más que escuchar Sisters, el EP en directo que venía con la edición de lujo del disco, en el que se puede apreciar algunos de los temas desnudos en acústico-), pero ahora las adorna con capas de sonido e instrumentación, dando a cada tema múltiples matices, llevándolos a un nivel superior. El acabado del disco nos acerca a la música de los setenta, a los primeros discos de dub jamaicanos y hasta a Pink Floyd del Wish you were here. Su caso me recuerda al de Iron & Wine, que pasó de su folk acústico de dormitorio a, disco a disco, expandir su sonido hasta lo que ahora es, donde caben saxos jazz, guitarras reague y lo que a él lo apetezca. En el caso de Damien Jurado, también ha abierto las ventanas de su universo musical, pero es que en este disco además ha salido de casa, se ha subido en una nave espacial y ahí está, en todo lo alto, rodeado de luces y girando alrededor de la Tierra. Y desde aquí abajo lo miramos extasiados, disfrutando del espectáculo ; y expectantes por ver el siguiente paso. Porque, felizmente, parece que esto no ha hecho más que empezar.

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