I started out in search of ordinary things...

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domingo, 21 de diciembre de 2014

Discos del 2014 (IX)

10. Matt Elliott. Only myocardial infarction can break your heart.



Si existe un género llamado americana, el cual mezcla el rock con las raíces musicales norteamericanas (folk, country...), entonces quizás debería existir otro llamado europea, que se ajustaría a la definición de la música que realiza Matt Elliott.

Porque lo que lleva haciendo en sus discos en solitario desde The Mess we made es fundir el rock contemporaneo con la tradición musical europea, desde violines centroeuropeos, coros zíngaros hasta la guitarra española, que utiliza con profusión en este último. Pero que nadie se lleve a engaño, no hablo de world music, ni veremos asomarse por aquí ningún estereotipo de aprendiz de Goran Bregovic. Estamos hablando de un tipo que hacía drum'&'bass con The Third Eye Foundation. Esto es algo serio. Extremadamente serio. Las canciones de Matt Elliott parecen elegias, cantos fúnebres y lamentos, quizás por esa Europa que ya no existe. Escuchar las nueve canciones que conformar Only myocardial infarction can break your heart -gran título- me produce la misma sensación que un libro de Joseph Roth, o que El hombre sin atributos de Robert Musil. Testimonio y lamento del final de una época. 

9. Angel Olsen. Burn your fire for no witness


Del susurro al grito sin perder un tono, la voz de Angel Olsen es lo que aporta magia y alma a este maravilloso disco. Podemos hablar de Cat Power porque logra el mismo nivel de emoción, aunque Angel tiene un registro propio que despliega con maestría a lo largo del disco. Empieza muy fuerte con Unfucktheworld, un lamento que pone la piel de gallina. Continua electrificada con Forgiven/forgotten y Hi-five. En White fire logra captar todo el caracter del Leonard Cohen del Songs of love and hate... y así hasta llegar a once canciones, fabulosas. Y todo parece grabado en una habitación junto a tí, iluminada por unas velas que apenas dejan percibir algo más allá de la oscuridad. Cierra el disco esa coda cantada en su tono más agudo que es Windows: abre de vez en cuando las ventanas, debemos  apartar la oscuridad, ¿qué hay de malo en la luz? Música que cura el alma.

8. Temples. Sun Structures.


2012 fue Tame Impala, 2013 Foxygen, ahora en 2014 son Temples quienes traen a la actualidad la psicodelia -cierto, The Flaming Lips llevan años en ello, pero son un caso aparte-. Menos experimentales y auténticos que Tame Impala, menos Stones y hippies que los californianos, Temples  se nota que son ingleses, sus canciones son más clásicas y pegadizas, suenan incluso a los Beatles de la época del Magical Mystery Tour. Para ser su disco de debut, es sorprendente como estos imberbes han conseguido una potencia de sonido así. Y el disco contiene varios hits que valen su peso en oro. Un discazo de libro. 

7. Micah P. Hinson and the nothing.


Con esa voz, Micah P. Hinson puede hacer casi lo que quiera; es tan personal que cualquier cosa que cante consigue darle caracter propio y hacerla especial. Su música está fuera de modas, cada uno de sus cinco discos pertenece ya a la historia de la música americana, y dentro de varios años será reivindicado como ahora lo es por ejemplo Townes Van Zandt. Este no es su mejor disco, es sin duda el más cercano al country -incluso al Honky-tonk en algunos temas- y a los sonidos clásicos de siempre. Pero, repito, para mí este hombre está ya a la altura de los grandes -un peldaño por debajo de Will Oldham y Bill Callahan- y cada nueva colección de canciones es motivo de celebración.

6. Nacho Vegas. Resituación.
Para elaborar las letras de este disco, en lugar de mirar hacia dentro, Nacho Vegas ha mirado hacia fuera, y con la maestría y su capacidad para narrar historias que le caracteriza, nos ha contado lo que ve: actores poco memorables que viven una vida alienada y esteril, explotadores que aún no saben que pueden acabar explotando, una ciudad tomada por vampiros que siembran la tristeza y el desánimo en cada uno de nosotros, y un runrún de que algo se mueve, algo va a cambiar, y que será a mejor. Nacho ha copiado en su guitarra el This machine kilss fascists de Woody Guthrie y se ha ido al Patio Maravillas a intentar poner música a lo que está pasando. ¿Un disco político? Cierto. ¿Necesario? También. 

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